¿Porque marchar el 27 de noviembre?
Raúl Suárez Martínez
La marcha de la oposición más disímbola, desorganizada e inoperante que ha tenido México no da para que el presidente de la República marche con sus seguidores, no como respuesta inmediata, una oposición que anda buscando desesperadamente banderas que retomar y levantar del suelo, muchas veces de la basura para poder llegar a palacio de gobierno y gritarle al presidente. Perdón un lapsus, no se atrevieron ir al zócalo, ni ellos creen poder llenarlo.
Todavía recordamos como la ahora oposición partidaria, gran parte de ella, vociferaba por la desaparición de los plurinominales, pues generalmente la izquierda posicionaba ahí a sus mejores cuadros ideológicos, esos que ganaban el debate, pero perdían la votación, después las pluris sirvieron para posicionar a las esposas en los mejores casos, a las amantes, secretarias, choferes, etc. Etc., se desvirtuaron. Pero, además, el debate generalizado de que a los mexicanos nos cuesta mucho mantener partidos, candidaturas, diputados o senadores y ahora, hasta un órgano electoral multimillonario era tema de las mesas de café, de cantina y de algún foro universitario, social o político. La conclusión prácticamente unánime siempre ha sido que todo eso debería de desaparecer.
Sin embargo, el partido en el poder, generalmente no lo implementaba porque era darse un balazo en el pie. Siempre era la válvula de escape para posicionar al compadre que no le tocó una secretaria, dirección OPD, donde pudiera robar, digo trabajar.
Hoy que López Obrador lo implementa, resulta que esos, anteriormente demócratas, ven maravillas en el INE, en la existencia de plurinominales y en el financiamiento millonario de partidos y candidatos. Se oponen rabiosamente a que una modificación constitucional elimine esos privilegios de unos cuantos, producto de los impuestos de los mexicanos.
Quienes hoy defienden al INE, están moral y políticamente derrotados, el agua y el aceite hoy mezclados para defender las corruptelas (cada vez son más aceite que agua), son capaces de marchar porque siente que, la marcha es un escudo para ellos, pero no bajan al barrio, a la cancha de futbol, al taller mecánico, a la fonda, al pueblo, a convencerlos cara a cara de que es necesario mantener plurinominales, candidatos, partidos y un aparato burocrático electoral multimillonario, saben que ahí, están derrotados.
Si a esto le suman dos cosas políticas, esa oposición no tiene un candidato con calidad moral ni política para que los encabece y mucho menos los una; y esto último lo evidenciaron en su marcha, cada quien, por su lado, divididos y hasta enfrentados.
La marcha del presidente y MORENA no tiene tanta razón de ser como respuesta política a la marcha de la oposición descolorida, creo que igual le da más realce de lo que tiene, la marcha de Obrador se justifica solamente como un intento político de desentumir al aparato burocrático en que se está convirtiendo gran parte de los gobiernos morenistas y, que el partido no olvide que es sobre todo un movimiento social que sirve a ciudadanos honestos y a veces no tanto, a representar en los diversos espacios de poder a sus ciudadanos.
Es recordarles también a sus representantes populares que se deben al pueblo y que en esta ocasión el pueblo tiene una opinión sobre la reforma electoral y que, ellos los diputados y senadores, deben de acatarla.
Es también la oportunidad de decirle al presidente de la república que, No Está Solo, que todo lo que vaya en favor del pueblo contará con su respaldo.
El único riesgo que le veo a esa marcha, es que los suspirantes y sus seguidores hagan de la gran concentración, tres o cuatro marchas personales desvirtuando el interés colectivo; ahí es donde MORENA debería de operar para que el 27 de noviembre sea su catapulta para todo lo que viene.
Para todo esto último tal vez sea saludable marchar el 27 de noviembre…