Pobres pero contentos

EL LADO FLACO

Manuel Nava

Aun cuando ya esperaba una consecuencia dramática en términos sociales a consecuencia de la pandemia del Covid 19, el informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) constituye un duro golpe a un gobierno que siempre propuso “primero los pobres!”. Si bien no es su absoluta responsabilidad, las limitadas políticas sociales sí cuestionan parte del actuar de la 4T.

La conclusión es que 5 millones de personas se sumaron a la pobreza laboral en el país durante el último año, en medio de los efectos de la pandemia.

EL LADO FLACO es que:

En el primer trimestre de 2021, 39.4 por ciento de la población nacional no pudo adquirir una canasta alimentaria con la remuneración de su trabajo, lo que se conoce como pobreza laboral.

Un año antes, en el primer trimestre de 2020, en esa situación se encontró 35.6 por ciento de la población.

Esto implica que la pobreza laboral aumentó de 45 millones 92 mil a 50 millones 118 mil personas, un aumento de 5 millones 27 mil habitantes, considerando los datos poblacionales de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI.

“Entre los factores que explican el incremento de la pobreza laboral se encuentran la disminución anual de 4.8 por ciento en el ingreso laboral real y el aumento de las líneas de pobreza extrema por ingresos (valor monetario de la canasta alimentaria), de 3.7 por ciento en zonas urbanas y de 4 por ciento en zonas rurales”, explicó la institución.

El ingreso laboral real per cápita disminuyó de mil 919.84 a mil 827.39 pesos de trimestre a trimestre, esto ante un repunte en la inflación de 3.4 a 4 por ciento.

La brecha en la distribución del ingreso también se amplió, y con ello la desigualdad. Las personas con menores percepciones son ahora más pobres. Las mujeres y las personas jóvenes e indígenas son las más afectadas. En cambio, quienes tienen los mejores ingresos en el país se han visto mínimamente afectados.

Para efectos de esta medición, la población está dividida en cinco grupos o quintiles según sus ingresos laborales que es de 141.7 pesos diarios. Esa cifra ni siquiera equivale a un salario mínimo actual.

La disminución del ingreso laboral real promedio se concentró en la población de menores recursos (en el primer y segundo quintil de ingreso), con disminuciones de 40.8 por ciento y 11.5 por ciento, respectivamente.

En el quinto quintil (con mayores recursos), la disminución fue de apenas 1.5 por ciento. “Esto se tradujo en un aumento de la desigualdad del ingreso laboral”, acotó.

La pobreza laboral aumentó en 26 de las 32 entidades federativas. Destacan Ciudad de México, con un incremento de 14.9 puntos porcentuales; Quintana Roo, con 10.1 puntos, y Baja California Sur, con 8.3 puntos.

La población cuyos ingresos no le permiten cubrir el costo de una canasta básica alimentaria aumentó de 45,1 a 50,1 millones de personas en un año.

Alrededor de 30 por ciento de las nuevas personas con ingresos laborales ínfimos vive en la Ciudad de México tras la emergencia sanitaria.