Lecciones de la elección
ECOS DEL SILENCIO
E. Antonio Hernández Peralta
Una vez culminado el conteo de votos, necesario para dar legalidad a la elección intermedia, más allá del innegable avance del movimiento impulsado por Andrés Manuel López Obrador, la Cuarta Transformación del país y del partido por él creado, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena); habrá que ver con lupa ciertas acciones que se generaron dentro de dicho partido político.
Una de ellas y cuyo tema ya fue tocado en una de las primeras colaboraciones en este espacio y que titulé “Pasmo en Morena”, es la inamovilidad mostrada por la dirigencia del partido en todos los niveles: nacional, estatal, regional y municipal. Se han tardado mucho en reclamar las irregularidades mostradas tanto en videos que circulan aún en redes sociales, como en notas periodísticas destacadas, pero que al no tener el respaldo necesario de las dirigencias morenistas, el Instituto Nacional Electoral (INE), ha sido permisivo, por decir lo menos, en cuanto a las anomalías denunciadas por la población en general, tales como compra de votos; entrega de despensas y de dádivas como tinacos, láminas y otras especies; coacción, amenazas, intimidaciones hacia los ciudadanos para forzarlos a votar por ciertos candidatos y determinadas alianzas; sin menoscabo de la presencia de sujetos armados, la quema de boletas, así como el robo de urnas. Repito, todo documentado con fotografías y videos que fueron publicados en redes sociales por la gente que acudió a emitir su sufragio, que grabaron desde sus casas o en los alrededores de las casillas electorales; pero que en Morena y aliados, simplemente no han movido un dedo para denunciarlo ante las autoridades correspondientes y darle seguimiento en tribunales especializados.
Además, debo hacer notar el que en la Ciudad de México, donde se pensaba superadas ciertas actitudes y prácticas como las casillas zapato (es decir, todos los sufragios para un solo candidato y cero para los demás), votos de gente fallecida, que hubiera más votos que votantes; pero el mejor ejemplo de lo inaudito y que las dirigencias de Morena no atinan a señalar, es la cantidad de sufragios conseguidos por Margarita Zavala del Campo, esposa de Felipe Calderón, quien supuestamente ganó su puesto con 106 mil votos, cifra inaudita que algunos internautas han calculado que se logró si es que en todas las casillas correspondientes a la circunscripción electoral que disputó Margarita Zavala hubieran votado ¡200 electores por minuto! Y más sorprendente que lograra tal cúmulo de votantes a su favor, siendo que durante la búsqueda del registro de su asociación política conocida como México Libre, nunca logró consolidar el número necesario de firmas; en sus asambleas constitutivas, prácticamente en muy pocas logró acumular la presencia de personas para declararlas como válidas; lo que la motivó a ella y a su marido en nuevamente recurrir al fraude –como fue documentado por el TEPJF– con las firmas que necesitaba para acreditar que estaba siendo apoyada por el porcentaje necesario para la creación de su partido; mismo hecho que fue documentado por el INE cuando se postuló como supuesta candidata independiente en la carrera presidencial de 2018 y que, a pesar de ello, se le permitió participar como contendiente en el proceso que llevó a la presidencia a López Obrador.
Muchas de estas acciones, ni siquiera han sido denunciadas ante los órganos electorales por los morenistas, por lo que es la gente la que les reclama a los dirigentes del partido que se pongan las pilas para que quienes las hayan cometido reciban la sanción correspondiente, que hoy en día se castiga con cárcel, al ser considerado delito grave.
Otra lección es que ya no le cuadra a la población que aquellos que contienden por Morena se sigan colgando de la bien ganada fama de AMLO para ganar elecciones; quedó demostrado que quien compita, debe tener su propia plataforma, proyecto propio y hacer labor de calle, a pie y de frente a la ciudadanía; seguir creyendo que la figura de Andrés Manuel es suficiente para derrotar a los contrincantes, sinceramente, ya raya en lo ridículo y en lo estúpido; pues pareciera ser que los morenistas piensan que con solo presentarse como obradoristas es garantía suficiente para arrasar en los comicios. Ya no les sirve; necesitan ponerse a trabajar si desean más adelante volver a intentar conseguir un puesto de elección popular.
Pero la lección más memorable es para los supuestos opositores a la Cuarta Transformación y a López Obrador, pues como en el popular cuento de Pedro y el lobo; ya la gente no se asusta con el petate del muerto. Invirtieron carretadas de dinero, esfuerzo, invectivas de odio y desprecio, tiempo y hasta su personalidad para intentar arrebatarle el control del Congreso, sobre todo en la Cámara de Diputados, para frenar toda iniciativa que conlleve entregar más beneficios a la gente más necesitada y pobre; y aunque tendrá Morena que negociar con otras fuerzas para conseguir reformas constitucionales, siempre habrá entre las filas opositoras alguien a quien sí le importe México como país, como nación, como Estado.
Vaya entonces la reflexión, la autocrítica, el análisis, tanto para los obradoristas como para el otro bando para que eleven el nivel de debate, de propuestas, de plataformas y ahora sí empiecen a buscar el bien común y no sólo de unos cuantos.