La paridad en el papel
EL LADO FLACO
Manuel Nava
El contexto del Día de las Madres va siempre marcado por una realidad que se antoja insuperable: marginación, discriminación y violencia continúan caracterizando la situación de las mujeres en México, y la pandemia viene a recrudecer la brecha de género.
Si bien es cierto que en la vida laboral el número de mujeres en cargos político-administrativos se ha incrementado, la remuneración y la carga laboral dista mucho de los niveles alcanzados.
EL LADO FLACO es que:
La paridad en realidad sólo está en el gabinete, pues ellas encabezan el 47 por ciento de las secretarías de Estado, el mayor porcentaje en la historia del país.
En el gobierno, las mujeres están mejor preparadas, pero ganan 26 por ciento menos que los hombres.
En el ámbito militar la brecha salarial llega casi a 40 por ciento.
La mayor desigualdad se encuentra en los puestos superiores y medios, donde muy pocas han sido contratadas y donde los salarios son más altos.
De las más de 1.5 millones de personas que laboran en el gobierno federal, el 49.6 por ciento es mujer y el 50.3, hombre.
De las 19 secretarías de Estado, ellas encabezan casi la mitad: nueve. Pero las subsecretarías o las oficialías mayores están dirigidas en 67 por ciento hombres y 33 por mujeres.
El 53.7 por ciento de los cargos operativos son ocupados por mujeres.
A partir de ese nivel de base cada vez hay menos mujeres. Por ejemplo, sólo 28 por ciento de las jefaturas de unidad tiene al frente a una funcionaria.
El 72 por ciento está a cargo de hombres. O en las direcciones generales, ahí la representación de servidoras públicas alcanza apenas el 30 por ciento.
En promedio, por cada 100 pesos que ellos reciben, ellas obtienen 74.
Es cierto que ha habido un avance en los últimos 15 años en la paridad dentro de la plantilla laboral del gobierno federal. Especialmente a partir del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador en lo referente a quién ocupa las secretarías de Estado.
Entre 2004 y 2006, sólo 6 por ciento de esas dependencias estaban a cargo de una mujer. En 2007 esa proporción subió a 22, pero el año siguiente y hasta 2010 bajó y se mantuvo en 17 puntos porcentuales.
En general, en ese rango continuó hasta ahora, que ocupan el 47 por ciento.
Sin embargo, en el resto de puestos de mando sigue habiendo una gran ausencia de mujeres. A pesar de que las servidoras públicas han procurado invertir más tiempo y dinero en su educación, siguen quedándose con los puestos de menor rango y sueldo.
En la Secretaría de Turismo (Sectur) hay 16 direcciones generales, un puesto cuyo salario va de los 101 mil 986 a los 136 mil 745 pesos mensuales debido a que ese cargo tiene cuatro niveles. Bien, pues ninguno es ocupado por una mujer. Y en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) su representación no alcanza ni el 20 por ciento.
El 43 por ciento de las servidoras públicas cuenta con una licenciatura. En cambio, sólo el 35 por ciento de los hombres ha completado ese nivel de estudios. Están a la par en maestría (8) y doctorado (1).
El que las mujeres no lleguen a los puestos más altos no sólo repercute en su desarrollo profesional y personal, sino en su economía.