La lucha feminista no ocurre en marchas
Manuel Nava
EL LADO FLACO
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer, sin poses ni dramatismos, obliga a tener una panorámica más amplia de lo multidimensional que es la situación de la mujer en nuestro país y por ende en nuestra entidad.
Sin lugar a dudas, lo referente a la inseguridad y la violencia de que son objeto constituye una prioridad y la estadística es contundente pues desde el 2015 y hasta enero de este 2022 se han registrado 5,790 víctimas de feminicidio en México, la expresión más grave de violencia contras las mujeres, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Pero también existe otro tipo de violencia y esta se manifiesta en los niveles de participación del sector femenil en la economía, las oportunidades para ellas y la segregación de que son objeto.
Las mujeres, y en concreto la mujer mexicana, es parte fundamental del desarrollo económico del país y por ende, en la generación de riqueza y contribución al PIB de la geografía. La equidad impulsa la productividad de los países, la innovación y la competitividad, aumenta la diversificación económica y la igualdad de ingresos, entre otros resultados positivos.
Como la prioridad ha estado centrada en la búsqueda de la erradicación de la violencia, una gran parte de las feministas mantienen los ojos cerrados hacia otras formas de sojuzgamiento que no exentas de la crueldad.
EL LADO FLACO es que, se está ignorando una situación igualmente oprobiosa y con alta exigencia de solución.
Cerca de 26 millones de mujeres no cuentan con ingresos propios en México y sólo 4 de cada 10 mujeres tiene acceso al mercado de trabajo.
Solamente el 6 por ciento de las mujeres que trabajan ganan más de 12,000 pesos mensuales (unos 596 dólares), mientras que 7 de cada 10 no pueden comprar lo básico con su ingreso laboral.
La asignación social del cuidado del hogar y la familia ha condenado a la mujer a ser dependiente por no tener ingresos y quedarse en el hogar a ejecutar tareas domésticas.
Las mujeres que sí logran emplearse, en su mayoría, lo hacen en condiciones de precariedad” con bajos salarios (72 por ciento), sin seguridad social (62), sin contrato estable, en horarios rígidos, y sin defensa ni representación sindical.
Los estados donde hay más mujeres sin ingreso laboral suficiente para mantener a una familia son Chiapas (79), Puebla (76), Guerrero (75), Morelos (75) y Oaxaca (74 siempre en términos porcentuales).
Las mujeres deberían trabajar años de 13.5 meses para ganar igual que los hombres y años de 14 meses para cubrir el costo de la canasta básica para dos personas.
A la alarmante situación de las mujeres en el mercado laboral, se suman las víctimas de la violencia que caracteriza esta época, y se ha agravado con la presencia de la pandemia por el Covid-19 pues se registró una mayor mortalidad entre amas de casas.
Fuera de las expresiones de pintas, agresiones físicas a otras mujeres y odio de género hacia lo masculino, la lucha feminista tendría que encaminarse a la construcción de un modelo de igualdad sustantiva que posibilite nuevas relaciones sociales, económicas y políticas, y que contribuya a una economía incluyente.