El sillón del abuelo

Javier Soriano Guerrero

Historias que contar

Hace días, unos amigos me sugirieron que escribiera una columna, que buscara un tema interesante para los lectores.

He estado pensado qué tema pudiera interesar a otras personas. Mis amigos me pidieron que mi escrito fuera como un entretenimiento, tanto para mí como para quienes se interesaran en leerlo.

Pensé: la palabra entretenimiento viene de los vocablos entretén y miento. Eso es tema de los políticos, que en sus campañas es lo que hacen: entretener a la gente y mentir, así que por ahí no es por donde debo escribir, ya que meterse en política siempre queda uno mal.

La intención es platicar vivencias, experiencias y anécdotas que uno ha pasado a lo largo de los años y, además, aprovechar para hacer algunas recomendaciones de las propias experiencias vividas.

A lo largo de nuestra vida conocemos personas buenas y malas, tanto dentro de nuestra familia como de vecinos y compañeros de trabajo, que nos enseñan cosas buenas y malas. Depende de cada uno de nosotros elegir el camino a seguir de acuerdo a nuestra educación y deseos.

Obviamente, el mejor camino es el del bien, ya que a través de él podremos alcanzar nuestros sueños y brindar a nuestra familia lo mejor que se pueda lograr.

En nuestras casas y el trabajo siempre hay que buscar hacer bien las cosas, buscar la excelencia en lo que uno haga. La excelencia es mejorar lo que ya existe. La excelencia no tiene fin, porque lo que hoy hacemos mañana podemos mejorarlo y, así, sucesivamente.

¿Qué se necesita para lograr la excelencia? Ganas y deseos de lograrla. A veces, pequeños detalles hacen cambiar grandes cosas, no esperar hacer grandes cambios a pequeñas cosas. También se necesita acercarse a personas con experiencia para que nos orienten a ser mejores y leer todo tipo de literatura también ayuda, porque al leer aumentamos nuestro conocimiento, mejoramos nuestro léxico y aprendemos cosas nuevas e interesantes. Viajamos con el pensamiento.

Todo lo anterior nos permitirá ampliar nuestro criterio, templar nuestro carácter  y mejorar nuestro actuar en la vida; saber reaccionar y resolver con mayor sabiduría los problemas que se nos presenten, en la vida personal como en la laboral. Habrá veces que fallemos en solucionar los problemas, pero todo es parte del aprendizaje. Es mejor esto que no hacer nada.

Por lo pronto, esta es la primera recomendación que les dejo: cierren su celular y abran un buen libro. Hasta la próxima.

P. D.: Aguas porque Acapulco ya está en el Año de Hidalgo. Los agentes de tránsito andan asaltando en despoblado, quieren llevarse su finiquito antes que acabe la administración de Adela Román Ocampo. Ayer martes, sobre la calle Wilfrido Ruiz Massieu, entre el templo mormón y un hotel que está al final de esa cuadra, dejé estacionado mi coche afuera de la farmacia que está en el centro de esa cuadra. A la media hora que regresé mi auto ya no estaba. El vigilante de la farmacia me comentó que por ahí andaba la grúa de tránsito y tal vez se había llevado mi carro. Acudí al corralón de la Coca y, efectivamente, ahí estaba. Al preguntarle al agente me dijo que porque lo dejé estacionado sobre las líneas del paso peatonal. Le dije que si mi carro estaba como a 30 metros de la esquina era imposible que estuviera obstruyendo el paso peatonal, porque las líneas las colocan en las esquinas, no a media cuadra. Entonces sacó un pretexto tan burdo: es que las líneas del paso peatonal no sólo son las líneas marcadas, sino también 25 metros antes y 25 metros después. Total tuve que pagar $400.00 pesos para “justificar la salida de la grúa”. Eso sí, sin recibo. O sea todo para el campeón. Aguas.