Discurso por el Día Internacional de las Mujeres

Con su venia diputada presidenta e integrantes de la Mesa Directiva.

Saludo a cada una de mis compañeras diputadas y compañeros diputados presentes, a los medios de comunicación y a quienes nos ven a través de nuestras redes sociales.

Buenas tardes tengan todas y todos los presentes.

Como testiga fiel de lo que implica tener un encargo como el que hoy represento, se dé lo complicado que es enfrentarse a un sistema en el que por el simple hecho de ser mujer se nos juzga poniéndose en duda nuestra capacidad para tomar decisiones puesto que muchos dicen que las mujeres ponemos siempre las emociones por delante, y si, si ponemos el corazón a lo que hacemos, porque somos sensibles con nuestros semejantes, pero también somos firmes cuando de tomar una decisión se trata.

Hoy alzo la voz por cada una de las mujeres que todavía no rompen el silencio, por miedo o por cualquier situación que sin juzgarles les limite. Por las mujeres que cada día se esfuerzan por sus familias y dan todo por salir adelante, asumiendo un doble esfuerzo por todo lo que implica ser madre y ser trabajadora. Por todas aquellas mujeres que se encuentran en situaciones aún más vulnerables.

Hoy por primera vez en la historia, el Congreso de Guerrero está plenamente representado por mujeres, somos la legislatura de la paridad.

Las mujeres en México representamos más del 52 por ciento de la población, somos madres, somos hijas, somos hermanas, tías, sobrinas, amigas; somos colaboradoras eficientes, profesionistas, empresarias, servidoras públicas, pero sobre todo somos personas.

La lectura de los datos estadísticos se dice fácil, han transcurrido alrededor de 115 años de ese trágico incidente en el que murieron mujeres defendiendo sus derechos laborales, causas justas sin intereses perversos; pero tal parece que el tiempo se ha detenido o avanza a cuenta gotas; miles de mujeres han dejado su vida para que la sociedad y el Estado haga un alto, reflexione y restituya los derechos plenos a cada una de nosotras. Hoy tenemos a la primera mujer gobernadora en la historia de Guerrero, a la primera legislatura paritaria en el Congreso del Estado, tenemos muchas presidentas municipales y en las  y esos son avances importantísimos y profundos en la transformación y en la vida de las mujeres, no se trata solo de tener estos encargos tan importantes, sino también de poder romper con esas barreras ideológicas de que las mujeres que estamos al frente de estos espacios podemos hacer grandes cosas; no tenemos por qué demostrarle a nadie nuestra capacidad.

Es cierto que hemos avanzado, tenemos derecho a la educación, a votar, a ser postuladas y electas a cargos de elección popular; somos profesionistas en todos los campos de la ciencia y del conocimiento.

Se escucha bonito ¿verdad?, pero no, seguimos invisibilizadas, relegadas a los cargos administrativos o de medio rango;

Y lo peor es que, la discriminación y la violencia no solo vienen del sexo opuesto, también de las propias mujeres.

A quienes nos atrevemos a avanzar, a cuestionar y a luchar por las oportunidades a las que tenemos derecho sin restricciones, nos vulneran, nos minimizan, nos tratan de ignorantes, porque para algunas personas el tener grados académicos o decirse especialistas en alguna materia, consideran que son mejores y tienen derecho a señalar y ofender a las demás;  funcionarios públicos que al tomar el poder se convierten en semidioses y no aceptan que las mujeres tenemos capacidades y podemos ostentar el poder que sea y las tomas de decisiones.

Cuando no tienen argumentos válidos recurren a la calumnia, a la descalificación, a la violencia de género ya sea política o de cualquier índole.

Cuando no pongamos estigmas y nos reconozcamos todas y todos con los mismos derechos y como seres capaces, entonces habremos avanzado y honrado la memoria de tantas luchadoras sociales que han ofrendado su vida, para que hoy estemos haciendo uso de la voz.

El 8 de marzo no se felicita a ninguna mujer, se conmemora, se reflexiona y sobre todo se hacen compromisos para que todas y todos coadyuvemos a erradicar la violencia y generar mejores condiciones de vida para todas las mujeres.

No más violencia a las mujeres en el ejercicio del cargo,

No más impunidad a funcionarios o personas violentadoras de los derechos de las mujeres.

El 8 de marzo, debe replicarse todos los días para todas las mujeres, para que se reconozcan siempre nuestros derechos.

La activista pakistaní, ganadora del Premio Novel de la Paz en 2014, Malala Yousafzai, dijo “Teníamos dos opciones: estar calladas y morir, o hablar y morir; decidimos hablar”

Nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio.

Nunca más permitiremos que se ponga en duda nuestra capacidad por el hecho de ser mujeres.

Es cuánto.