100 días no es nada
Raúl Suárez Martínez
Personalmente nunca he entendido el ceremonial de los 100 días, creo que es ocioso, inservible y una herencia de ceremonia faraónica; motivos para que no exista sobran:
Los gobierno, de cualquier nivel inician su periodo con un presupuesto que no pidieron, no aprobaron y que en su mayoría, es la queja más recurrente, ni siquiera está en sus arcas. Por lo tanto no tienen margen de maniobra para resolver tal o cual demanda social, mucho menos laboral. Algunos gobierno incluso aprovechan la confusión y la desinformación entre el gobierno que se va y el que llega para jinetear o robarse parte de los salarios, prestaciones como el aguinaldo, argumentando que, el gobierno saliente se robó, gastó, llevó todo el dinero, no dejó nada, curiosamente, de manera independiente a su signo político, nunca hay demanda ni nadie es juzgado y castigado por dicho supuesto.
Hay un periodo quieran o no, de aprendizaje y acomodo de los equipos que llegan al nuevo poder; sobre todo si, son de otro signo partidario, porque generalmente hay como es natural un cambio de personas, en algunos casos visiones sociopolíticas o intereses. Mientras todo eso se reacomoda, para un tiempo para empezar a caminar. Por cierto, en redes sociales sobre todo, hay quejas de que la gente está siendo desplazadas de los puestos que, hasta estas fechas vienen desempeñando, esa es una situación lógica, esperada, si en muchas ocasiones aún ganando el mismo partido en el poder los cuadros son desplazados, con mayor razón si gana otro extremadamente diferente, se pelea el poder para ejercer el poder y, no puede ejercerse con la misma gente con la que peleaste el poder.
En este periodo hemos leído en los medios o redes diversas básicamente quejas de los nuevos gobernantes, repitiendo, la mayor parte de estas, sin sustento o pruebas que permitan a las autoridades fincar responsabilidades a las administraciones salientes. Mientras no cambie la cultura de acusar si probar, la impunidad seguirá permeando en la política mexicana, ese es un detalle que tiene que ser cambiado en la política.
El otro elemento que trastoca el inicio de las administraciones son las presiones de los medios de comunicación que, buscando reacomodarse también en el presupuesto, exigen resultados inmediatos, exhiben presuntos errores, faltas u omisiones de las autoridades para obligarlos a pactar “apoyitos” económicos por su “información”. Jugar si juego siempre es un riesgo porque es un barril sin fondo que nunca se llena.
De qué sirve pues, armar todo un espectáculo en ocasiones trágico, cómico, musical, para quejarse, echar culpas y curarse en salud, desde mi punto de vista en nada si, además le sumamos el argumento de que, al ciudadano de a pie, simplemente no le genera ningún interés social ni político este tipo de eventos.
Por ello, dicho acto sin sentido debería ser desterrado de la práctica política mexicana, es un desgaste en todos los aspectos innecesario, superfluo y de culto a la personalidad